jueves, 2 de abril de 2009

10 COSAS QUE UN S.U.D.DEBE SABER



En esta tarde visitando el blog de otros amigos me encontre con esto que
me me parecio super interesande de compartirlo y por que no analizarlo entre amigos.

En mi opinión, los cambios en la cultura mormona no requieren que los miembros de la Iglesia se aparten de sus líderes. Por el contrario, creo que la mayoría de los cambios requeridos en la cultura mormona ocurrirán cuando los miembros de la Iglesia se “pongan al día” con lo que las autoridades generales han dicho. En mi opinión, uno de los cambios más necesarios en la cultura mormona es eliminar entre los miembros de la Iglesia la tendencia de “elevar a la Iglesia, a sus dirigentes y sus doctrinas a un místico estado de perfección e integridad.”

La siguiente es una lista de diez cosas que creo que cada miembro de la Iglesia necesita saber para evitar el desarrollo de expectativas poco razonables sobre la Iglesia, su doctrina y sus dirigentes.

Tú puedes considerar esta información como una vacuna para inocular a los Santos y prevenir que sean desilusionados por cualquier información controversial sobre la Iglesia.



1.- Nuestro conocimiento es incompleto
. Uno de los artículos de fe es que “Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios.” (Noveno artículo de fe).

Las palabras claves son “aún” (lo que significa que no ha sucedido aún), “muchos” (es decir, no sólo unos pocos) y “grandes e importantes asuntos” (es decir, no sólo detalles menores). Así pues, la Iglesia ha reconocido que no tenemos una comprensión completa; no lo sabemos todo. Por lo tanto, si una doctrina en particular o norma no tiene sentido para usted, puede ser porque aún nos faltan algunas piezas importantes del rompecabezas. Y porque nuestra comprensión actual es incompleta, hay que esperar para ver los cambios en la doctrina de la Iglesia y en las normas conforme avance el crecimiento de la Iglesia “línea por línea, precepto por precepto” hacia una comprensión más completa de los caminos de Dios.

2.- Los líderes de la Iglesia no pretenden ser infalibles. Elder Faust lo dijo claramente: “Nosotros no reclamamos la infalibilidad o perfección en los profetas, videntes y reveladores” (James E. Faust, “Revelación Continua”, Ensign, noviembre 1989). Del mismo modo, Elder Hales ha dicho “Yo no soy un hombre perfecto y la infalibilidad no viene con el llamamiento” (Robert D. Hales, “El mensaje único de Jesucristo”, Ensign, mayo 1994). Por lo tanto, debemos esperar a que de vez en cuando, los líderes de la Iglesia, siendo humanos, cometan errores y puedan pecar.
3.- No todo lo que un líder de la Iglesia dice es inspirado por Dios. El profeta José Smith reconoció que “algunas son revelaciones de Dios, otras son revelaciones del hombre, otras son revelaciones del mal” (B. H. Roberts, Comprehensive History of the Church, 1:163.). Del mismo modo, en la página oficial de la Iglesia recientemente se declaró: “Una sola declaración hecha por un líder de la Iglesia en una sola ocasión, a menudo representa una opinión personal, que puede ser correctamente considerada, pero no pretende estar oficialmente vinculada para toda la Iglesia.” (Véase www.lds.org/newsroom).
Por lo tanto no se sorprenda si un bien intencionado líder de la Iglesia comete el error de dar su opinión personal como si se tratara de una doctrina.

4.- Las escrituras pueden tener imperfecciones humanas. Cuando la inspiración divina se reduce al imperfecto lenguaje humano, deberíamos esperar que algunas cosas se hayan perdido en la traducción. (Vea el octavo artículo de fe ["hasta donde esté traducida correctamente"]; Libro de Mormón: ["Y ahora, si hay fallas estas son de los hombres"].).
Además, no se sorprenda si una revelación o traducción entregada a un hombre a principios del siglo XIX, suena como a algo que un hombre de principios del siglo XIX diría (DyC 1:24-25) ["He aquí, soy Dios, y lo he declarado; estos mandamientos son míos, y se dieron a mis siervos en su debilidad, según su manera de hablar, para que alcanzasen conocimiento y para que cuando errasen, fuese manifestado]

5.- Los profetas no han dicho que toda su inspiración la reciban de conversaciones cara a cara con Dios. Cuando decimos que un profeta habla en nombre de Dios, no significa necesariamente que todo lo que el profeta dice lo haya recibido de Dios cara a cara, por el contrario, los profetas han dejado claro que su inspiración viene del Espíritu Santo.
Elder Packer ha declarado: “Esta guía viene como pensamientos, sentimientos, a través de las impresiones. No siempre es fácil describir la inspiración. Las escrituras nos enseñan que se pueden ‘sentir’ las palabras de la comunicación espiritual más que oírlas, y ver con los ojos espirituales más que los ojos mortales. Los patrones de la revelación no son dramáticos. La voz de inspiración es todavía una voz, una pequeña voz. No es necesario que exista un trance, es más tranquilo, más sencillo que eso.” (Boyd K. Packer “Revelation in a Changing World,” Ensign, Nov 1989, 14.).
Por lo tanto, al igual que con el punto anterior, deberíamos esperar algunas imperfecciones cuando alguien se compromete con la tarea de enormes proporciones de reducir la inspiración divina a pensamientos en términos humanos.

6.- Algunas veces Dios da a los líderes de la Iglesia discreción para tomar sus propias decisiones de acuerdo a su mejor juicio. Brigham Young enseñó: “Si pido a Dios que me dé sabiduría acerca de cualquier asunto de la vida o en lo que respecta a mi propio curso, o la de mis amigos, mi familia, mis hijos, o aquellos sobre los que presida y no obtenga ninguna respuesta de Dios, entonces es mi obligación hacer lo mejor que mi juicio me enseñe que debo hacer.” (Teachings of the Presidents of the Church: Brigham Young, p. 46; vea también Hel. 10:5-10, D&C 80:3.).
En otras palabras, a veces Dios permite que los líderes de la Iglesia decidan qué hacer y, a continuación, pone su sello de aprobación divina sobre el mismo. Por lo tanto, no se sorprenda si un líder de la Iglesia toma decisiones que parece que simplemente reflejan el juicio de la persona, como opuesto de la divina instrucción recibida.

7.- Errores doctrinales pueden existir dentro de la Iglesia. Elder Merrill C. Oaks, de los setenta ha declarado: “Nuestra protección de una doctrina incorrecta se encuentra en la creencia de la revelación continua por medio del profeta actual” (Merrill C. Oaks, “The Living Prophet: Our Source of Pure Doctrine,” Ensign, Nov 1998, 82.) Entiendo que esta declaración es un conocimiento de que los errores doctrinales pueden existir dentro de la Iglesia, pero que afortunadamente, los errores serán identificados y corregidos con el tiempo a través de la revelación.
Por supuesto, la posibilidad de errores dentro de la Iglesia no debe sorprendernos si se tiene en cuenta los puntos del 1 al 6.

8.- Ningún punto de los anteriores deben socavar nuestro testimonio de que las Escrituras son la palabra de Dios, o que los líderes de la Iglesia son inspirados por Dios. El hecho de que un libro de escritura o un líder de la Iglesia tengan uno o más errores en sus declaraciones, no impide que este correctamente inspirado en muchas otras cosas. Nada dice un profeta sobre que el discernimiento espiritual deba ser perfecto o se convierta en un fraude total, como el Elder Faust declaró: “Soy testigo humilde que sé que el Señor sigue guiando su Iglesia a través de sus siervos, independientemente de cualquier imperfección personal.” (James E. Faust, “Continuous Revelation,” Ensign, Nov 1989, 8.).
La idea de que podemos ignorar todo lo que un libro de escritura dice o todo lo que un líder de la Iglesia dice solo por que pueda contener imperfecciones es el clásico error de “Tirar al bebé con todo y el agua del baño”.
9.- Preguntar y examinar a las declaraciones de los líderes de la Iglesia no sólo es permitido, es alentado. Brigham Young dijo “Temo más que esta gente tenga tanta confianza en sus líderes que no investiguen por sí mismos, si ellos son dirigidos por Él. Temo que se establezcan en un estado de auto-ceguera de seguridad confiando su destino eterno en manos de sus líderes con una temeraria confianza en sí mismos, lo que sería frustrar los propósitos de Dios en su salvación y debilitaría la influencia que ellos mismos podrían dar a sus líderes, de lo que ellos saben por sí mismos, por la revelación de Dios que llegó de manera correcta. Dejen que cada hombre o mujer sepa, por el susurro del Espíritu en ellos, si sus líderes están siguiendo el camino dictado por el Señor… o no.” (Journal of Discourses, 9:150 [quoted by James E. Faust, "Continuous Revelation," Ensign, Nov 1989, 8].)

Por supuesto, hay una gran diferencia entre una honesta investigación motivada por un deseo sincero de conocer la verdad y un esfuerzo decidido para demostrar que la Iglesia está mal. El primero se alienta, mientras que el segundo es falso.

10.- No es prudente concluir que los líderes de la Iglesia están en “error” en algo que no entendemos o estamos en desacuerdo. La humildad y honestidad intelectual requiere de nosotros reconocer que somos capaces de cometer errores en nuestro juicio hacia los líderes de la Iglesia. En consecuencia, no sería prudente llegar a la conclusión de que los líderes de la Iglesia están equivocados acerca de algo, o estemos seguros de que es falso.
La mayoría de veces debemos decir que no entendemos algo o que no hemos recibido un testimonio de la veracidad de ese algo. Esto puede parecer semántica, pero hay una gran diferencia entre decirle a un líder de la Iglesia “está usted equivocado” o “usted enseña doctrina falsa” en contraposición de decir ”No entiendo su posición” o “Tengo un punto de vista diferente”.
Así que aquí está la paradoja: Si bien reconocemos la posibilidad (y probabilidad) de los errores existentes en la Iglesia, la sabiduría y la humildad debe impedir que cada uno de nosotros lleguemos a la conclusión de que nuestro juicio y discernimiento espiritual es superior a la de nuestros líderes de la Iglesia.

En consecuencia, ninguno de nosotros debería concluir que tenemos un juicio superior para identificar esos errores; esa tarea se ha asignado a nuestros líderes.